Artículo de Ana Falú[i]
Foto de Colectivo Manifiesto (4 marzo 2017)
Los derechos de las mujeres a la tierra, la vivienda, la ciudad, y sus bienes urbanos, así como el empoderamiento de las mismas, han sido preocupación central de las redes y organizaciones, a nivel internacional y regional y muy en particular de las organizaciones de mujeres de base, quienes aportan desde sus experiencias cotidianas. Es desde esta construcción que la Comisión Huairou (CH) articula voces de mujeres y redes de distintos continentes y son estas voces las que han incidido también en la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad (PGDC).
La PGDC se conformó en el proceso hacia Hábitat III en el cual las instituciones y redes internacionales y regionales más potentes en la defensa del Derecho a la Ciudad trabajaron para incidir en los documentos que resultarían de esta Conferencia. En ese proceso participamos las mujeres organizadas desde la CH.
Durante la reunión de planificación estratégica de la PGDC llevada a cabo en Brasil en 2017, surgió la necesidad de conformar el Grupo de Trabajo de Género como grupo temático dentro de la PGDC, asegurando así el tema de género de forma central y transversal al incidir en cada uno de sus ejes de trabajo (incidencia, capacitación e investigación y comunicación). Con este propósito, la CH ha trabajado activamente con la PGDC, en hitos como el Foro Mundial Urbano (WUF9, por sus siglas en inglés) (febrero de 2018, Kuala Lumpur), donde se consiguió una alta incidencia en temas de género y Derecho a la Ciudad y contribuyó a la capacitación sobre el Derecho a la Ciudad.
Este año, tras el fortalecimiento del Grupo de Trabajo de Género, la PGDC ha llevado a cabo la Campaña por el Derecho de las Mujeres a la Ciudad durante los meses de febrero y marzo, implementada en coordinación con el Grupo de Comunicación. En el marco de esta Campaña y con motivo del Día Internacional de la Mujer, se lanzó el Manifiesto del Derecho de las Mujeres a la Ciudad. Este documento es producto de la participación y aportes a nivel internacional, de HC y sus redes y organizaciones miembro y otras instancias organizativas. Finalmente, y no menor, 29 organizaciones sociales, académicas, políticas y lo que es significativo de líderes de organizaciones de base y representantes a nivel internacional se adhieren al manifiesto. Este manifiesto responde a la pregunta ¿Porqué hablamos las mujeres del Derecho a la Ciudad?
El Derecho de las Mujeres a la Ciudad busca interpelar la omisión de las mujeres en la planificación de nuestras ciudades, la cual se debe a un modelo androcéntrico que ha subordinado a las mujeres. Sin embargo, hay que reconocer los avances logrados en incorporar a las mujeres como sujetos sociales y políticos por sí mismas y no diluidas en el concepto de familia. Cada vez se hacen más visibles las diferencias entre mujeres y varones, y no sólo mujeres, sino también otras identidades omitidas, LGTBQIA, por etnias, razas, y otras.
Las ciudades no son territorios neutros, y las grandes brechas económicas, sociales y culturales dejan huella en la percepción, apropiación y día a día de sus habitantes. Las crecientes violencias de distinto origen y complejidad afectan de manera particular a las mujeres, a sus cuerpos, su libertad de tránsito, a su vida laboral, social y política.
A la vez, es preciso destacar las capacidades y fortalezas de las mujeres, individual y colectivamente, sus fuerzas emancipadoras y resiliencias, su trabajo en las comunidades.
El Derecho de las Mujeres a la Ciudad tiene un valor político y teórico. Político por la capacidad de transformar y teórico por la necesidad de construir argumentos, conocimientos, para impulsar esa acción política necesaria. Por esto celebramos esta inclusión de género y derechos de las mujeres en el marco de la GPR2C.
Es importante poder incidir y aportar a cada una de las líneas temáticas de la PGDC para asegurar que la mirada de género y feminista, que es una mirada integral, compleja, nos permita realmente abordar los temas centrales del Derecho de las Mujeres a la Ciudad, que tiene una diversidad de aristas, de las cuales resalto poner fin a las violencias y equilibrar la sobrecarga de los trabajos de cuidado en las mujeres debido a la división sexual del trabajo.
No puede haber ningún debate acerca del Derecho a la Ciudad, en ninguna de las dimensiones y vectores que nos preocupa –y con esto incluyo los distintos territorios que habitamos, el cuerpo, la casa, el barrio, la ciudad, así como lo simbólico, los intangibles, la memoria– sin que se consideren los aportes de los feminismos, que avanzan además en herramientas concretas, como los planes de igualdad, presupuestos participativos, planes de ordenamiento territorial, políticas de vivienda desde la perspectiva de género, entre muchas otras. Pero avanzar demanda voluntad política y recursos asignados.
En definitiva, hablar del Derecho de las Mujeres a la Ciudad es un tema de justicia social, de cambio del paradigma cultural, para entender no sólo la complejidad de las ciudades sino también de las identidades, las personas para las cuales estamos abogando el Derecho a la Ciudad.
[i] Ana Falú es coordinadora del Grupo de Género de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad.